En una época en la que los efectos especiales generados por ordenador y la grandiosidad de las imágenes digitales obvian en ocasiones la necesidad de guión, de creatividad e imaginación, resulta curioso remontarse a las primeras décadas del siglo XX para ver que se pueden hacer cosas como ésta con poquísimos recursos técnicos y mucha imaginación.
Por cierto, Keaton también nos descubre que el breakdance no se inventó a finales de ese siglo.
buster...lejos lo mejor!
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